miércoles, 4 de enero de 2012

Pieza del puzzle número 10

Comer todos los días tu plato favorito, escuchar a todas hora esa canción que te vuelve loco, ver todo el tiempo la misma película, leer siempre el mismo libro... ¿Os imagináis qué ocurriría con el grado de satisfacción?

Pues claro, lógicamente cada vez sería menor. El valor de las cosas los marca en gran medida una escala entre su abundancia y la necesidad que cubren. ¿Cuesta lo mismo una botella de agua en el norte de España que en el desierto del Sáhara? ¿Y en el centro de una ciudad que en esa playa perdida alejada de la civilización? ¿En un estado de hambre voraz pagarías lo mismo por el primer trozo de pizza que por el quinto?

No hay mejor ejemplo que el del petróleo y el agua. Podríamos vivir sin petróleo, pero no sin agua, y sin embargo es infinitamente más caro. En muchas ocasiones el precio de los bienes materiales viene determinado por su escasez, al igual que en las relaciones sociales.



Un te quiero puede tener valores completamente distintos. Si lo recibimos de una persona que tiende a expresar sus sentimientos muy a menudo no será tan valorado como el de una persona retraída y reservada. 

Por ello, bajo mi punto de vista, debemos aprender a dosificar todo lo que hacemos y decimos, teniendo en cuenta que el efecto producido variará en función de su reiteración. Como en todo en esta vida, debemos alcanzar el equilibrio que se acomode a nosotros y así encontrar nuestra propia armonía.



2 comentarios:

  1. Jolín estoy de acuerdo contigo en muchas cosas de las que pones en esta entrada. Ire leyendo las distintas piezas de este puzle que seguro que me gustan mucho. Recibe un cordial saludo :P

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias por tu comentario Areyu, espero que te gusten las demás, y sigas compartiendo tus impresiones.

      Otro saludo para ti :)

      Eliminar